¿Sabías que la ansiedad y la depresión a menudo aparecen juntas? A pesar de que pueden parecer opuestos (la ansiedad causa inquietud y preocupación, mientras que la depresión hace que todo se sienta lento y pesado), pueden existir una al lado de la otra.
Imagínate esto: la ansiedad es como una tormenta de pensamientos como "qué pasaría si", mientras que la depresión se siente como una niebla espesa que dificulta ver el camino a seguir. Cuando ambas emociones golpean al mismo tiempo, puede sentirse como estar atrapado en un bucle interminable de miedo y agotamiento.
¿Cómo se sienten?
Cuando la ansiedad se apodera de ti, es posible que experimentes nerviosismo, pensamientos acelerados o una sensación constante de estar al límite. Tu corazón se acelera y tus músculos se tensan, dejándote incapaz de relajarte.
Cuando llega la depresión, todo se siente más pesado. Es posible que te sientas triste, sin esperanza o pierdas el interés en las cosas que alguna vez disfrutaste. Levantarte de la cama o mantener tu usual nivel de actividad puede parecer un desafío insuperable.
Juntas, hacen que sea difícil concentrarse, tomar decisiones, o incluso repasar los aspectos básicos de tu día.
¿Por qué suceden juntos?
No es casualidad que la ansiedad y la depresión a menudo aparezcan al mismo tiempo. Las investigaciones demuestran que ambas afectan a las mismas regiones del cerebro.
La ansiedad prolongada puede agotar tu energía, lo que eventualmente conduce a la depresión. Mientras que tener depresión puede desencadenar preocupación y ansiedad mientras intentas lidiar con el peso de todo.
¿Qué puede ayudar?
Si estás lidiando con la ansiedad y la depresión, debes saber que no eres la única persona, y que siempre hay apoyo.
Habla con alguien: Comunícate con alguna persona de confianza, un familiar o un terapeuta. Hablar de las cosas puede marcar una gran diferencia en cómo te sientes.
Practica la atención plena: Unos minutos de ejercicios de respiración o una breve meditación pueden calmar tu mente y conectarte con el presente.
Mueve tu cuerpo: Incluso una caminata rápida al aire libre o algunos estiramientos ligeros pueden liberar la tensión y mejorar tu estado de ánimo.
Sé amable contigo: Sanar tomará tiempo. Está bien tener días difíciles. Sé amable contigo y toma las cosas paso a paso.
No te aisles
Recuerda, no tienes que navegar este viaje por tu cuenta. Hay innumerables recursos y personas que quieren apoyarte en estos momentos difíciles.
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